Un tesoro

¡Ánimo, amigo don Restituto, ánimo! Más trabajo pasaría Colón para descubrir el Nuevo Mundo, y usted no podrá menos de convenir que se trataba de una bicoca comparado con el asunto que traemos entre manos. El Arte, la Arqueología y la Historia aguardan impacientes el resultado de nuestra arriesgada empresa. La Europa científica tiene sus ojos en nosotros. Ánimo, amigo mío, ánimo, que ya tocamos al término de la expedición. Hora es de que toquemos a cualquier parte, porque, si he de . . . leer mas

El diablo de la botella

Había un hombre en la isla de Hawaii al que llamaré Keawe; porque la verdad es que aún vive y que su nombre debe permanecer secreto; pero su lugar de nacimiento no estaba lejos de Honaunau, donde los huesos de Keawe el Grande yacen escondidos en una cueva. Este hombre era pobre, valiente y activo; leía y escribía tan bien como un maestro de escuela; además era un marinero de primera clase que había trabajado durante algún tiempo en los vapores . . . leer mas

La Venus de Ille

Que la estatua, decía, sea favorable y benévola puesto que tanto se parece a un hombre. Luciano, El hombre que ama las mentiras BAJABA la última ladera del Canigó y, aunque el sol ya se hubiera puesto, distinguía en la llanura las casas de la pequeña ciudad de Ille, hacia la que me dirigía. –Seguramente sabrá usted –dije al catalán que me servía de guía desde la víspera– dónde vive . . . leer mas

El Guardavía

  Cuando oyó una voz llamándolo de esta manera, se encontraba junto a la puerta de la caseta, con un banderín enrollado sobre un palo corto que tenía en la mano. Se podría pensar, teniendo en cuenta la naturaleza del terreno, que no podía caberle la menor duda sobre de dónde procedía la voz; pero en lugar de mirar hacia arriba, donde yo me encontraba, en lo alto de un precipicio cortado a pico justo encima de su cabeza, se volvió y miró hacia las vías. Hubo algo especial en su . . . leer mas

Memorias de un pavo

No hace mucho que invitado a comer en casa de un amigo, después que sirvieron otros platos confortables, hizo su entrada triunfal el clásico pavo, de rigor durante las Pascuas en toda mesa que se respete un poco y que tenga en algo las antiguas tradiciones y las costumbres de nuestro país. Ninguno de los presentes al convite, incluso el anfitrión, éramos muy fuertes en el arte de trinchar, razón por la que mentalmente todos debimos coincidir en el elogio del uso últimamente establecido de . . . leer mas

Un boceto del natural

I Me encontraba accidentalmente en un puerto de mar, durante la estación de baños. Merced a mi antiguo conocimiento con una familia que, aunque establecida en la corte, acostumbraba pasar dos o tres meses del verano en aquel punto, había logrado hacerme en pocos días de algunas agradables relaciones entre las personas más distinguidas de la población. Después de haber sufrido en materia de amores, no diré desengaños, sino alguna que otra contrariedad, explotaba por aquella época el filón . . . leer mas

Un lance pesado

Como a la mitad del camino que conduce de Ágreda a Tarazona y en una hondonada por la que corre un pequeño arroyo, hay una casuca de miserable aspecto, especie de barraca con honores de venta, donde los arrieros castellanos y aragoneses se detienen a echar un trago en los días de calor o a sentarse un rato a la lumbre cuando sopla el cierzo o cae una nevada. La venta no es de los lugares más seguros que digamos; las crónicas del país refieren mil y mil historietas de asaltos nocturnos, robos . . . leer mas

Historia de una mariposa y una araña

Después de tanto escribir para los demás, permitidme que un día escriba para mí. En el discurso de mi vida me han pasado una multitud de cosas sin importancia que, sin que yo sepa el porqué, las tengo siempre en la memoria. Yo, que olvido con la facilidad del mundo las fechas más memorables, y apenas si guardo un recuerdo confuso y semejante al de un sueño desvanecido de los acontecimientos que, por decirlo así, han cambiado mi suerte, puedo referir con los detalles más minuciosos lo que . . . leer mas

La venta de los gatos

I En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay entre otros ventorrillos célebres uno que, por el lugar en que está colocado y las circunstancias especiales que en él concurren, puede decirse que era, si ya no lo es, el más neto y característico de todos los ventorrillos andaluces. Figuraos una casita blanca como el ampo de la nieve, con su cubierta de tejas rojizas las unas, verdinegras las otras, y entre las cuales crecen . . . leer mas