La Suerte de Campo Rodrigo

Agi­tá­ba­se en con­mo­ción Campo Ro­dri­go. Cues­tión de riñas no sería, pues en 1850 no era esta no­ve­dad bas­tan­te para re­unir todo el cam­pa­men­to. No so­la­men­te que­da­ron de­sier­tos los fosos, sino que hasta la es­pe­ce­ría de Tut con­tri­buía tam­bién con sus ju­ga­do­res, quie­nes, como todos sa­bían, . . . leer mas