De-Hinchú, el Idólatra

Al abrir la carta de Hop-Sing, re­vo­lo­teó hacia el suelo una tira de papel ama­ri­llo, que a pri­me­ra vista me fi­gu­ré cán­di­da­men­te que sería la eti­que­ta de un pa­que­te de sor­pre­sas chi­nas, tan­tas eran las fi­gu­ras y je­ro­glí­fi­cos que con­te­nía. Había tam­bién en su in­te­rior una tira más . . . leer mas

Los Desterrados de Poker Flat

Al poner el pie don Jorge, ju­ga­dor de ofi­cio, en la calle Mayor de Po­ker-Flat, en la ma­ña­na del día 22 de no­viem­bre de 1850, pre­sin­tió ya que, desde la noche an­te­rior, se efec­tua­ba un cam­bio en la at­mós­fe­ra moral de la po­bla­ción. Al­gu­nos gru­pos donde se con­ver­sa­ba gra­ve­men­te, en­mu­de­cie­ron cuan­do . . . leer mas

El Socio de Tennessee

Jamás co­no­ci­mos su nom­bre ver­da­de­ro, y por cier­to que el ig­no­rar­lo no causó nunca en nues­tra so­cie­dad el menor dis­gus­to, pues­to que en 1854 la mayor parte de la gente de Sandy-Bar se bau­ti­zó nue­va­men­te. Con fre­cuen­cia, los apo­dos se de­ri­va­ban de al­gu­na ex­tra­va­gan­cia en el traje, como en el caso de Dun­ga­ree-Ja­ck, o bien de al­gu­na sin­gu­la­ri­dad en las cos­tum­bres, como en el de Sa­le­ra­tus-Bill, así nom­bra­do . . . leer mas

De còmo San Nicolás llego a Bar Sansón

Es­ta­ba el tiem­po muy me­ti­do en aguas en el valle del Sa­cra­men­to. El North Fork se había sa­li­do de madre y la Rattles­na­ke Creek es­ta­ba im­prac­ti­ca­ble. Bajo una enor­me ex­ten­sión de agua que al­can­za­ba la base de las mon­ta­ñas des­a­pa­re­cían los grue­sos can­tos ro­da­dos que du­ran­te el ve­rano ha­bían . . . leer mas

Rapunzel

Había en una ocasión un matrimonio que deseaba hacía mucho tiempo tener un hijo, hasta que al fin dio la mujer esperanzas de que el Señor quería se cumpliesen sus deseos. En la alcoba de los esposos había una ventana pequeña, cuyas vistas daban a un hermoso huerto, en el cual se encontraban toda clase de flores y legumbres. Se hallaba empero rodeado de una alta pared, y nadie se atrevía a entrar dentro, porque pertenecía a una hechicera muy poderosa y temida de todos. Un día estaba la mujer . . . leer mas

Hansel y Gretel

Erase una vez un leñador muy pobre que tenía dos hijos: un niño llamado Hansel, y una niña llamada Gretel, y que había contraído nuevamente matrimónio después de que la madre de los niños falleciera. El leñador quería mucho a sus hijos pero un día una terrible hambruna asoló la región. Casi no tenían ya que comer y una noche la malvada esposa del leñador le dijo: “No podremos sobrevivir los cuatro otro invierno. Deberemos tomar mañana a los niños y llevarlos a la parte más . . . leer mas

Blancanieves y los siete enanitos

Había una vez... ...Una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache. Su nombre era Blancanieves. A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y . . . leer mas

Caperucita Roja

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: “Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita . . . leer mas

El patito feo

¡Qué hermosa estaba la campiña! Había llegado el verano: el trigo estaba amarillo; la avena, verde; la hierba de los prados, cortada ya, quedaba recogida en los pajares, en cuyos tejados se paseaba la cigüeña, con sus largas patas rojas, hablando en egipcio, que era la lengua que le enseñara su madre. Rodeaban los campos y prados grandes bosques, y entre los bosques se escondían lagos profundos. ¡Qué hermosa estaba la campiña! . . . leer mas

El soldadito de plomo

Éranse una vez veinticinco soldados de plomo, todos hermanos, pues los habían fundido de una misma cuchara vieja. Llevaban el fusil al hombro y miraban de frente; el uniforme era precioso, rojo y azul. La primera palabra que escucharon en cuanto se levantó la tapa de la caja que los contenía fue: «¡Soldados de plomo!». La pronunció un chiquillo, dando una gran palmada. Eran el regalo de su cumpleaños, y los alineó sobre la mesa. . . . leer mas